DOCUMENTACIÓN TÉCNICA

Mejorando la experiencia del cliente en la gestión pública

Revolucione la experiencia del cliente en la administración pública con la transformación digital

Las organizaciones de todo el mundo confían en la tecnología para que sus operaciones sean lo más eficientes posible. Desde escuelas a instituciones financieras, la velocidad a la que viajan los datos digitales es casi impensable comparada con el ritmo de comunicación de hace tan sólo unas décadas, y ha llevado a muchas organizaciones a disfrutar de un crecimiento explosivo al tiempo que optimizan sus operaciones.

This pursuit of speed and efficiency has had a huge impact on customer expectations and demands. The more efficiently businesses operate, the more quickly and effectively customers expect them to respond to their needs. That’s why today’s most successful decision-makers consider the customer experience (CX) a centerpiece of their processes - and a sure way to appeal to 65 percent of consumers who factor CX into their brand loyalty.

El 82% de las empresas con mejores resultados afirman que prestan mucha atención a la experiencia del usuario en torno a los procesos digitales.

Sin embargo, hay un sector en particular que a menudo tiene dificultades para seguir el ritmo de los cambios tanto en la tecnología como en las expectativas de los clientes: la administración pública. Las complejas burocracias de muchas instituciones gubernamentales pueden dificultar el cambio del statu quo.

Desde que existen los servicios públicos, ha habido un desfase entre lo que los ciudadanos esperan de ellos y la realidad de su experiencia, lo que ha generado problemas de confianza, falta de cooperación y, en última instancia, disfunción. Esta experiencia no se ve favorecida por la acumulación de papeleo físico que abarrota los pasillos de los edificios locales, estatales y federales de todo el país.

Esta disfunción puede verse en la mala gestión visible de los grandes lanzamientos de lo que se suponía que iban a ser servicios revolucionarios (el despliegue de Ley de asistencia médica asequible es un ejemplo histórico). También se puede ver en las filtraciones de datos en los organismos que almacenan los datos de los ciudadanos, que disminuyen un nivel de confianza ya de por sí bajo.

El objetivo está claro: los organismos públicos deben aumentar sus esfuerzos de transformación digital para mejorar y cambiar la experiencia y percepción pública o arriesgarse a alienar aún más a sus electores. Los obstáculos son difíciles, pero pueden superarse mediante un esfuerzo concertado y una inversión de recursos que priorice una experiencia superior. En particular, los empleados públicos necesitan (y merecen) herramientas y plataformas que eliminen el estancamiento, adopten la automatización y ofrezcan soluciones digitales que fomenten la confianza y la colaboración entre organismos.

Recientemente, el gobierno federal de Estados Unidos realizó un intento con ese mismo espíritu: El gobierno de Biden publicó una orden ejecutiva titulada Transforming Federal Customer Experience and Service Delivery to Rebuild Trust in Government, (Transformar la experiencia del cliente federal y la prestación de servicios para recuperar la confianza en el gobierno), acompañada de una detallada hoja informativa con objetivos que incluían "36 compromisos de mejora de la experiencia del cliente (CX) en 17 agencias federales, todos ellos destinados a mejorar la vida de las personas y la prestación de servicios gubernamentales".

Aunque esta táctica se centra en reparar la relación entre los organismos y los electores, también presenta enormes oportunidades para los propios organismos. De hecho, transformar los procesos de principio a fin podría generar un ahorro de entre 1.400 y 3.000 millones de dólares en toda la Administración.

Entonces, ¿qué sigue?

La transformación digital puede aplicarse a muchos ámbitos de la Administración, y los problemas que resuelve podrían ser fundamentales para reconstruir las experiencias de los clientes y la confianza general. En los próximos capítulos profundizaremos en las áreas más apremiantes, en ejemplos actuales de oportunidades a todos los niveles y en las formas en que la digitalización puede aportar mejoras sustanciales a los servicios de la Administración.

Recopilar datos de forma segura es más fácil que nunca

En el centro del problema de la más grande transformación digital en la Administración se encuentra la indecisión a la hora de actualizar los procesos de recopilación de datos. Los organismos locales, estatales y federales tienen potencial para mejorar sus métodos abandonando los engorrosos sistemas analógicos y adoptando otros más modernos.

El Servicio de Impuestos Internos (IRS), por ejemplo, todavía maneja un enorme número de formularios en papel que crean cuellos de botella a la hora de hacer llegar las declaraciones de la renta a los ciudadanos. Cada año, algunos ciudadanos facilitan sus datos fiscales de buena fe, solo para quedarse frustrados por el resultado.

Dicho esto, la digitalización por sí misma no es necesariamente la solución. Algunos organismos han incorporado prácticas más modernas de recopilación de datos, pero esos procesos son irrelevantes si la institución no puede almacenar y utilizar fácilmente esos datos. En muchos casos, la información recopilada por los gobiernos se describe como “dispersa, aislada e inaccesible,” y los organismos fallan en agregar la información o convertirla en algo procesable, lo que anula por completo el propósito de la digitalización.

Para que los ciudadanos confíen sus datos a las agencias de gobierno, la transformación digital debe realizarse de forma ética y transparente, y con soluciones flexibles que sean fáciles de implantar, adoptar y ampliar. Las cosas van bien cuando los organismos proporcionan a sus electores información clara. Como señaló Edelman al referirse a las respuestas gubernamentales al COVID-19, "La gente no solo necesita saber qué ha cambiado; para confiar en las políticas sanitarias y adoptarlas, necesita saber por qué y cómo se tomaron las decisiones."

Los gobiernos locales y sus organismos pueden tener ventaja en estos procesos de transformación digital. Gracias a sus relaciones más directas con sus comunidades y a su capacidad para agregar más fácilmente los comentarios, son los que tienen más poder para hacer que la recolección de datos sea rápidamente segura y eficaz.

Algunos organismos locales que han tenido un éxito temprano implementando estas tácticas ofrecen valiosas lecciones para futuros casos de uso, así como ideas sobre cómo este esfuerzo puede filtrarse para ser eficaz en los niveles superiores de gobierno. A continuación analizaremos algunos ejemplos.

La necesidad de recoger datos de forma segura en una pandemia

Quienes lo experimentaron lo vieron claramente, la pandemia de COVID-19 supuso un enorme estrés para casi todo — desde el gobierno hasta la economía, pasando por nuestra vida cotidiana. La gente esperaba que el gobierno diera una respuesta coherente y consolidada. Pero eso no podía ocurrir sin una metodología de recopilación de datos que permitiera a las agencias de gobierno tomar decisiones oportunas y con conocimiento de causa.

Cuando se hace frente a una enfermedad nueva y de rápida propagación, es preciso tomar decisiones en múltiples organizaciones, ya sea sobre la contratación de personal médico en los hospitales o sobre asuntos federales mayores, como los esfuerzos de respuesta y recuperación ante el COVID-19 de la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE.UU., que incluyen la protección de la salud pública, la asignación de fondos, la creación de infraestructuras y la comunicación de políticas y orientaciones. Los datos históricos y las respuestas planificadas de antemano informaron gran parte de la toma de decisiones temprana, pero no lograron impulsar la acción necesaria que el momento exigía. Lo más notable es que nunca llegó a consolidarse un esfuerzo nacional generalizado para abordar la crisis.

Además de la falta de colaboración, el gobierno federal y las agencias más grandes involucradas en los primeros días de la pandemia tenían defectos evidentes en sus métodos de recopilación de datos sobre las tasas de infección. Los funcionarios sub utilizaron las herramientas digitales, como resultado, los datos no siempre se recopilaron siguiendo un proceso único, lo que provocó problemas a la hora de intentar aclarar y analizar la información recibida. En general, la respuesta reflejó un fracaso a la hora de abordar la urgencia de las necesidades de muchas comunidades y reforzó un estereotipo negativo y perjudicial sobre la capacidad del gobierno para ofrecer buenos resultados.

La respuesta puso de manifiesto las nefastas consecuencias de utilizar sistemas aislados para coordinar una respuesta de emergencia nacional. Además, puso de relieve que los grandes organismos burocráticos tienen mucho más trabajo que hacer para recuperar la confianza de sus electores.

Aunque pueda parecer extraño referirse a esto como un fallo de la "experiencia del cliente", es una descripción bastante acertada. De hecho, el código ético elaborado para las instituciones de salud públicas estadounidenses, y mencionado en el Compromiso con el Pueblo Estadounidense de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, destaca específicamente la necesidad de contar con sistemas sólidos y colaborativos para atender al público.

La colaboración es un elemento clave de la salud pública. La infraestructura de salud pública de una sociedad se compone de una gran variedad de agencias y disciplinas profesionales. Para ser eficaces, deben trabajar bien juntas. Además, se necesitarán nuevas colaboraciones para hacer frente a los nuevos retos de la salud pública.

Principios de la práctica ética de la salud pública

Los gobiernos locales aciertan

Mientras que los esfuerzos nacionales tuvieron dificultades, algunos gobiernos locales triunfaron gracias a un enfoque digital que funcionó tanto en zonas rurales como metropolitanas. Mientras que los organismos federales más importantes tuvieron que lidiar con un sinfín de trámites burocráticos y tratar de gestionar comunicaciones interdepartamentales masivas, estas organizaciones más pequeñas se beneficiaron de métodos de recopilación de datos fáciles de usar con dispositivos móviles, lo que les permitió recibir información en tiempo real de sus comunidades para informar su respuesta.

En el área rural del condado de Park (Montana), por ejemplo, los funcionarios locales habían recurrido en gran medida al papel y a métodos analógicos para interactuar con sus electores y aplicar las políticas. Pero cuando el COVID-19 demandó una respuesta más ágil e inmediata del gobierno, el condado actuó con rapidez para digitalizar muchos de sus procesos como pudo.

Con las herramientas y sistemas adecuados, el condado de Park pudo transformar sus procesos de recopilación de datos en solo una semana, accediendo a formularios digitales fácilmente generables y archivos PDF editables que ayudaron a recopilar información en el campo en tiempo real y transferirla a una fuente central. Como resultado, el condado pudo trabajar directamente a partir de la información de los ciudadanos mediante el envío de formularios digitales de rastreo de contactos para evaluar y responder a sus necesidades.

En otro caso, el condado de Marin en California, tuvo un éxito similar con la recopilación de datos. El condado había estado utilizando un proceso digital de recopilación de información ciudadana antes de la pandemia, pero la plataforma que utilizaba era compleja y requería entrenamiento para navegar por ella, lo que retrasaba el resto de la operación.

Cuando el condado de Marin renovó su sistema digital, el personal optó por Jotform Empresarial, que les proporcionó una solución sin código para la creación rápida de formularios digitales y flujos de trabajo automatizados. Estos elementos transformadores ayudaron a los departamentos internos a entrenar a los empleados, realizar la transición a los formatos digitales y escalar rápidamente con facilidad. Y lo más importante, convirtió rápidamente la información local de los residentes en una imagen clara de cómo se estaba propagando la enfermedad y dónde podían actuar los funcionarios locales.

Ambas historias demuestran el poder de la transformación digital para efectuar cambios gubernamentales de forma rápida y precisa, con independencia de dónde se encuentren los ciudadanos en Estados Unidos. Cuando el Condado de Marin encontró, tras implementar Jotform Empresarial, que los sistemas bien diseñados e interconectados potencian a los organismos y sus empleados a trabajar mejor, y reforzar las relaciones con los clientes, hasta el punto de que el condado ha ampliado el uso de la plataforma a la oficina del Asesor y Registrador.

Aunque los organismos federales son más complejos, la tecnología utilizada para revitalizar la experiencia de sus clientes no tiene por qué serlo. De hecho, como demuestran estos ejemplos locales, los mejores sistemas son los que utilizan una interfaz sencilla y herramientas automatizadas para que los empleados puedan tomar decisiones estratégicas mejor informadas.

Gestión de la información en un mundo digital

La recopilación de datos es solo el principio de la transformación digital. Muchas agencias de gobierno y empleados públicos también tienen dificultades para dar sentido a los datos que tienen ante sí. Lo que estas administraciones necesitan es una herramienta de gestión de datos realmente completa que permita a quienes utilizan la información acceder a ella más fácilmente y compartirla entre departamentos.

La mala gestión de los datos suele estar vinculada a una recopilación deficiente, es decir, a una dependencia excesiva de métodos analógicos, manuales y en papel, junto con sistemas dispares e incoherentes. Y lo que es peor, estos problemas generan más problemas y trabajo adicional para los empleados. Se extienden a todos los aspectos de la experiencia del cliente, perjudicando a la fase inicial de los servicios esenciales y provocando desde tiempos de espera más largos y mala gestión de la información personal hasta problemas de seguridad.

Con el tiempo, una gestión y un gobierno deficiente de información dan lugar a datos de baja calidad y peores resultados para los ciudadanos. ¿Cómo pueden los empleados públicos servir mejor a los ciudadanos cuando las vías de acceso a la información y de actuación sobre ella están obstruidas por la burocracia y una infraestructura arcaica? La oportunidad de mejorar la relación de servicio al cliente es enorme, en este caso — utilizando la digitalización y herramientas automatizadas para los procesos de gestión de datos, los organismos pueden ahorrar tiempo y dinero, así como crear un círculo más virtuoso de confianza en su CX.

La gestión de datos tiene el impacto potencial más directo en la reparación de la relación del cliente con los servicios gubernamentales. La confianza en el gobierno se encuentra en un punto frágil. Edelman descubrió que sólo el 42% de la gente cree que el gobierno es capaz de ejecutar planes y estrategias con resultados exitosos. Resolver el problema de la gestión de datos podría resolver una serie de procesos burocráticos defectuosos.

Solo el 42 por ciento de la gente cree que el gobierno es capaz de ejecutar planes y estrategias con resultados exitosos. Resolver el problema de la gestión de datos podría resolver una serie de procesos burocráticos defectuosos.

El elevado costo de la mala gestión técnica

¿Qué ocurre cuando las personas que trabajan para el sector público, empeñadas en servir a sus conciudadanos y mejorar los procesos dentro del gobierno, no son capaces de cumplir esa misma función?

En medio de la mala gestión técnica y la frustración de unos y otros, es importante comprender el origen de estos problemas. Muchas agencias federales a gran escala se ven obstaculizadas por sistemas defectuosos y una comunicación deficiente entre ellas.

Son bien conocidos los problemas de retraso y gestión que afectan a servicios como Hacienda y el Departamento de Vehículos de Motor (DMV), que provocan gran parte del sentimiento negativo hacia estos departamentos. Pero en medio de los crecientes problemas económicos, es cada vez más importante resolver los cuellos de botella menos conocidos, como el retraso de las tarjetas de residencia.

Desgraciadamente, uno de los organismos más congestionados de la Administración estadounidense es la oficina de Asuntos de Veteranos, aquejada de métodos anticuados de recopilación de datos y sistemas ineficaces de gestión de datos. La información para las reclamaciones de seguros de los veteranos se introduce rápidamente, pero luego se queda atascada en el proceso durante meses (o años).

La frustración final es que, aunque la Asociación de veteranos (VA) dispone de esta información, carece de medios para utilizarla eficazmente con el fin de prestar un mejor servicio. La VA lleva años sufriendo un notorio retraso en la tramitación de solicitudes, pero se prevé que las recientes ampliaciones de las prestaciones empeoren el retraso, a menos que los dirigentes puedan implantar nuevos sistemas de gestión de datos.

El resultado es una mala experiencia del cliente (CX) causado por largos tiempos de espera y un servicio ineficaz. Este fallo tiene una historia trágica, como reveló un informe de 2015 en el que se detallaban retrasos en la prestación de cuidados críticos, solicitudes de prestaciones eliminadas y malversación de fondos. Y mientras que en el sector privado este tipo de fallo en la experiencia del cliente (CX) incitaría a los clientes a buscar mejores negocios en otros competidores, la VA es un servicio gubernamental esencial y singular. La mala prensa derivada de sucesos como este se filtra hacia una mayor desconfianza en la gestión burocrática de datos, reforzando la desconfianza que existe en todos los organismos.

Las herramientas para gestionar datos de forma eficaz

Estos percances a gran escala con datos federales pueden parecer problemas irremediables, pero generalmente, la solución se basa en seleccionar (e implementar apropiadamente) las herramientas correctas. Los esfuerzos de transformación digital pueden verse frustrados por intereses legislativos y burocráticos. Sin embargo, estas son buenas noticias — ya que significa que los obstáculos no son indicadores de la efectividad de las plataformas como tal. Solo se necesita que la gente correcta ponga las piezas en su lugar.

En cualquier nivel gubernamental, gestionar datos implica manejar grandes cantidades de datos. Permitir que los organismos utilicen esos datos para servir mejor a los electores requiere una plataforma segura y flexible que almacene y organice la información de forma cuidadosa. Para propiciar el cambio, los empleados deberían acceder a los datos y utilizarlos con eficacia, al tiempo que amplían considerablemente su capacidad para atender a sus clientes y colaborar con los demás.

Sin embargo, más allá de su uso interno, estos servicios también deberían poder presentar datos al público. Los ciudadanos que buscan información o servicios deberían tener un camino claro hacia su objetivo. Todos los aspectos necesarios para atender a las comunidades pueden fluir a través de un sistema de gestión de datos bien hecho, que lidere teniendo en cuenta la experiencia del cliente.

En la práctica, las agencias deberían usar plataformas centralizadas que puedan gestionar datos, así como los formularios usados para recopilarlos. Así mismo, los sistemas que utilicen deberían poder compartir datos de forma segura a través del acceso central de usuarios y el control de gestión. Por defecto, este tipo de sistemas ofrecen acceso personalizado a la información, les permiten a los empleados extraer detalles de los clientes en un instante, y conectar formularios a hojas de cálculo para recopilar datos. Dentro de estos sistemas, los empleados pueden colaborar en varios canales y departamentos, así como resolver problemas de los clientes a una velocidad mucho mayor.

Estas herramientas, cuando se usan correctamente, pueden cerrar la creciente brecha de confianza entre los electores y las agencias gubernamentales. Al abordar tanto los términos de la experiencia del cliente como los problemas comunes que los funcionarios públicos enfrentan, estas plataformas pueden ayudar a crear relaciones más fuertes y cooperativas entre ciudadanos y gobiernos.

Protección de la intimidad de los consumidores y ciudadanos

Quizá el ejemplo más conocido de la disminución de la confianza en en el gobierno tenga que ver con la privacidad de los datos. A lo largo de los años, las agencias han tenido un éxito desigual a la hora de abordar esta cuestión. Algunos casos importantes se han producido como resultado de una mala gestión de los datos personales (en lugar de un fallo del sistema), y en otros casos, potencias extranjeras han pirateado una ciberseguridad aparentemente sólida como una roca. Aun así, estos problemas de seguridad federal tienen más que ver con la calidad de la propia tecnología que con la forma en que se implantan los sistemas.

La recopilación de datos digitales debe tener en cuenta ante todo la protección de la información de los ciudadanos. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE ha influido en la preocupación por la seguridad de los datos en todos los países y ha puesto de relieve la importancia de esta cuestión para la comunidad internacional. Al margen de la legislación similar de California -la Ley de Privacidad del Consumidor de California (CCPA por sus siglas en inglés)-, Estados Unidos solo está dando pasos recientemente para modernizar y reforzar la política de datos.

En el contexto de la transformación digital, los problemas con la privacidad de los ciudadanos se derivan de una falta de conexión entre las organizaciones y su dependencia en procesos obsoletos. Información sensible es recolectada en todos los niveles del gobierno, sin embargo, la ausencia de una infraestructura nacional confiable que pueda almacenarla, plantea evidentes problemas de seguridad. Particularmente para gobiernos locales que no tienen acceso a sistemas sofisticados, es fundamental encontrar las herramientas adecuadas que les permitan a los empleados trabajar, comunicarse y brindar una buena experiencia del cliente (CX) sin temor a fallas de seguridad.

Asegurar la privacidad de los datos de los ciudadanos, es esencial para generar confianza y buena voluntad en la experiencia del cliente. Al discutir la cooperación y la predisposición de los ciudadanos, surge su inevitable pregunta: “Si yo les doy esta información, ¿la mantendrán segura?” Si las agencias del gobierno no son capaces de responder esa pregunta con un sí honesto, cualquier esperanza de una relación confiable se desmoronaría. La seguridad y la privacidad son los pilares de la confianza y, sin ellas, los gobiernos tendrán dificultades para ofrecer una buena experiencia al cliente.

Un fallo en el sistema

La palabra que más asusta a un analista de seguridad de datos es “violación”. Un problema grave de privacidad y seguridad que afecta a organismos públicos grandes y pequeños, estos fallos de seguridad pueden permitir a los malos actores acceder a cantidades masivas de datos gubernamentales y personales para utilizarlos (o, lo que es más probable, venderlos) a su antojo. No importa el tamaño o la escala de la violación, el sentimiento público resultante es siempre una mezcla de miedo y frustración.

Para los gobiernos locales, los culpables de muchas de estas filtraciones, son los deficientes sistemas externos de recolección de datos. Algunas de las agencias y divisiones pequeñas usan sistemas de terceros que son asequibles y ayudar a manejar distintas partes de su operación. Para poder encontrar un balance entre costos y eficacia, muchas agencias terminan fragmentando su sistema backend, con el fin de brindar todos los servicios gubernamentales que sus ciudadanos esperan — pero al hacer esto, no siempre se garantiza el nivel de seguridad necesario.

En el 2018, una violación en Wellington, Florida se dio a raíz del fallo en contener y monitorear la información por parte del proveedor del gobierno, Click2Gov. La ciberseguridad y usos de datos desiguales en las plataformas del departamento, cada una con distintos tipos de seguridad, abrieron la puerta a la violación. El propósito de este sistema era alojar gran cantidad de datos de los ciudadanos de distintos departamentos del gobierno, pero como las herramientas que las agencias estaban usando no fueron diseñadas para integrar, la seguridad falló.

Click2Gov no tardó en hacerse tristemente célebre cuando se produjeron violaciones similares en Oklahoma City y Midland (Texas), dos comunidades más pequeñas que suelen tener relaciones más sólidas con sus gobiernos locales. Pero a raíz de estas filtraciones, los ciudadanos se cuestionaron su fe en el proceso y hasta qué punto podían seguir confiando en estas experiencias de cliente. Las rupturas de este tipo entre la administración y los ciudadanos son algunas de las más difíciles de reparar, y requieren esfuerzos e inversiones específicas por parte de los organismos para recuperar su prestigio.

Una nueva forma de llenar los vacíos

A muchos ciudadanos les gustaría pensar que ningún precio es demasiado alto para mantener la privacidad de los datos — especialmente cuando se trata de sus datos. Pero la solución correcta no consiste tanto en tirar el dinero sobre el problema como en ser más estratégico y reflexivo en la aplicación. Esto incluye un cuidadoso proceso de elección de los proveedores adecuados y la búsqueda de la plataforma con la solidez y flexibilidad de infraestructura que pueda tender un puente desde los sistemas heredados a un futuro más eficiente y digitalizado.

Ante todo, las agencias gubernamentales necesitan tener un enfoque claro en cuanto a la recolección de datos, la cual implica recolectar, mantener y proteger los datos dentro de un sistema unificado. En particular, las agencias deberían trabajar exclusivamente con plataformas que cuenten con la normativa SOC 2, el estándar más alto para gestión de datos en términos de privacidad e integridad de la información. Los empleados del equipo informático del gobierno seguramente valorarán este tipo de tecnología, ya que garantiza una seguridad interconectada, la cual asegura que no haya ninguna anomalía ni filtraciones en la gestión y recolección de datos.

Otro aspecto importante, al asegurar la privacidad de los datos de los ciudadanos, es limitar el acceso. Las plataformas usadas por estas agencias deben implementar una protección de accesibilidad, como por ejemplo, un inicio de sesión único (SSO) y la certificación de la industria de las tarjetas de pago (PCI) para procesar pagos, ambas medidas de protección son estándares, pero a su vez completas para las funciones más comunes. Estas herramientas no son necesariamente costosas o reservadas para la configuración de seguridad más avanzada — cualquier organización puede acceder e implementar estas medidas de seguridad para protegerse de los tipos de filtración de datos más frecuentes.

Adicionalmente, los gobiernos y comunidades necesitan cumplir con todas las regulaciones existentes entre las diferentes industrias. Desde la ya mencionada normativa GDPR to HIPAA y otras regulaciones. La normativa de datos es un tema importante que debe ser incorporado en la seguridad y estrategias de privacidad de cualquier tipo de agencia, ayudando a evitar filtraciones de datos, falta de confianza y elevadas multas a las organizaciones. Cumplir con dichas normativas es esencial para garantizar una experiencia segura y confiable para el cliente.

Agilizar la experiencia del cliente con pagos e integraciones

Evidentemente, un buen servicio al cliente es la clave para desarrollar relaciones más profundas con los ciudadanos y construir lazos de confianza a largo plazo. Cuando el usuario puede acceder rápidamente a la información que necesita, hacer los pagos correspondientes o hablar con la persona indicada, estará agradecido por un proceso correctamente diseñado. Como resultado de esta experiencia positiva, el usuario tendrá más confianza en el proceso y será más probable que use otros servicios en el futuro, asegurando así, la cooperación que necesita la recolección de datos para ser exitosa.

No importa de qué sector se trate, la comodidad influye en gran medida en la experiencia del cliente. Todas las organizaciones deben plantearse preguntas esenciales que las pongan en el lugar de sus clientes. ¿Cómo de rápido puede llegar un usuario al resultado deseado? ¿Está claro el camino hacia la compra? ¿Cuáles son los posibles obstáculos para completar una tarea? Cuando las agencias tienen en cuenta estas cuestiones antes y durante el desarrollo de la experiencia, en lugar de intentar reparar los daños a posteriori, se preparan para un proceso fluido y unas relaciones positivas con los clientes.

Para ello, contar con un buen servicio al cliente gubernamental que esté correctamente diseñado, asegura clientes satisfechos y un camino sencillo para la recolección de datos. Pero para poder alcanzar esto, las agencias necesitan plataformas que permitan la fácil integración de servicios y un procesador de pagos seguro y transparente. Estos elementos son esenciales y pueden llegar a causar grandes molestias, por eso las organizaciones deben priorizar la experiencia del cliente durante cualquier tipo de implementación.

La más reciente orden ejecutiva y hoja informativa de la Casa Blanca, mencionadas previamente, enfatizan estos temas y estrategias. El objetivo de la administración actual es la de rediseñar las plataformas digitales del gobierno para que sean ágiles y centralizadas, creando así una “Puerta de entrada federal digital” que permita acceder rápida y fluidamente a servicios, pagos y mucho más, en tan solo tres clics o menos (y redirigiendo a menos sitios webs como sea posible). Principalmente, los sitios web de las agencias tomarán en consideración su conocimiento de las necesidades más frecuentes de los ciudadanos, presentando una nueva experiencia al usuario, basada en eventos, momentos y tareas claves que comúnmente los estadounidenses experimentan al interactuar con el gobierno.

La necesidad de mejores integraciones

Muchas de las interacciones habituales y necesarias con el gobierno son de por sí molestas. El pago de multas, presentar reclamos y otros procesos estresantes son conflictivos por naturaleza, incluso cuando las agencias ya han tomado acciones para facilitarlos. La digitalización y la presión para que existan más solicitudes en línea, han ayudado a mitigar varios inconvenientes, sin embargo, abordar otras áreas de oportunidad podría mejorar la experiencia en general.

A medida que avanza la transformación digital a nivel estatal, un ejemplo de mejora ha sido permitir a los ciudadanos pagar las multas en línea. El proceso en sí es mucho más simple que los procedimientos por vía telefónica o correo postal, permitiendo a los usuarios encargarse del problema de forma inmediata.

Sin embargo, cuando el sistema implantado no está preparado para facilitar el pago o existen fallas al integrar las pasarelas de pago, el meollo de frustración de ese usuario al recibir una multa puede transformarse en una profunda desconfianza hacia los procesos digitales. Pero una buena experiencia del cliente y unas opciones de pago sencillas facilitan estos engorrosos procesos.

La declaración de impuestos es otra área en donde la experiencia digital del cliente tiene mucho potencial de mejora. Actualmente, la recolección de datos es complicada debido a sus métodos analógicos o a los digitales, que incluyen numerosas fases y formularios que llenar. Al mismo tiempo, un IRS saturado batalla a menudo con la gestión de datos, dejando a sus empleados incapaces de continuar con todas las tareas necesarias para atender eficazmente a sus clientes.

La temporada de declaración de impuestos produce gran ansiedad y requiere de un largo proceso a través de múltiples formularios antes de poder realmente llegar a la fase de proceso de pago final. Para colmo, completar el proceso de pago — la culminación de la experiencia del cliente (CX) como tal — históricamente ha sido un punto difícil, el cual ha causado controversia entre clientes.

Aunque la declaración digital de impuestos se ha generalizado y ha facilitado el proceso, los que siguen utilizando formularios en papel (unos 8,2 millones de personas al año) han sufrido enormes problemas de tramitación de los pagos y continuos retrasos en recibir los reembolsos.

Se trata de áreas de oportunidad claras para que los servicios gubernamentales mejoren los pagos seguros gracias a procesos eficientes y a una mayor aceptación de los métodos de pago preferidos por los consumidores. Por defecto, esto facilitaría mucho los aspectos más gravosos (pero necesarios) de la interacción con la Administración, sin importar el caso de uso.

Aprovechar la ventaja de las herramientas de servicio al cliente

Las agencias y organizaciones gubernamentales deben crear procesos que tengan en cuenta, ante todo, la experiencia del cliente (CX). Este principio fue el principal impulso de la reciente orden ejecutiva de la administración Biden, pero sigue siendo una de las mayores áreas de mejora en el actual proceso de transformación digital. Incluso si la recopilación y gestión de datos son eficaces y la seguridad es sólida, la experiencia del usuario en línea seguirá dejando al cliente frustrado.

Para combatir estos problemas, las agencias deben crear herramientas de cara al cliente diseñadas para eliminar los obstáculos a los que se enfrentan los usuarios. Integraciones útiles incluyen formularios con pasarelas de pago integradas, listas para aceptar pagos en el formulario, generando así una experiencia de principio a fin en una sola plataforma. Este tipo de integraciones le dan a los usuarios la oportunidad de completar tareas fácilmente y quitarse de encima los molestos pagos tan pronto como les sea posible.

Por regla general, las aplicaciones externas deben facilitar las cosas, no complicar aún más la experiencia tanto de la agencia como del usuario. Las agencias deben procurar que el recorrido del cliente sea lo más ágil posible. A menudo, los usuarios se pierden en un proceso porque las herramientas que utilizan no se adaptan a una arquitectura de backend arcaica — algo que una interfaz de programación de aplicaciones (API) flexible podría resolver fácilmente. De forma similar, las administraciones públicas pueden aprovechar las herramientas que facilitan la digitalización rápida de los formularios en papel existentes, como una integración que agiliza la recopilación y gestión de documentos y mejora la calidad de la experiencia del cliente.

La experiencia de cliente que merecen los ciudadanos

Los obstáculos de la transformación digital en los gobiernos pueden parecer fuertes, incluso cuando los procesos en diferentes organizaciones se aceleran rápidamente. La evidencia nos demuestra el enorme potencial de la digitalización para simplificar y agilizar la experiencia del cliente en las empresas públicas. Como resultado, los ciudadanos tendrán más confianza y será mucho más probable que usen los servicios, mejorando así la recolección de datos en general.

La buena noticia es que las herramientas utilizadas por el sector privado para ofrecer un servicio al cliente excepcional también están disponibles para las administraciones públicas de todos los tamaños y formas. La digitalización guiada por la tecnología adecuada puede hacer de cualquier administración pública una máquina bien engrasada, mejorar la satisfacción del cliente y obtener mejores resultados en todos los departamentos. Siempre que los organismos estén dispuestos a adoptar los cambios necesarios, pueden fomentar una mayor confianza con los ciudadanos y una mejor colaboración entre ellos.

En definitiva, el objetivo es generar confianza y hacer que cada comunidad sienta que el dinero de sus impuestos se utilizará para mejorar su vida. La transformación digital es una parte esencial para hacer realidad ese objetivo.